Glamping entre montañas
¿Qué son y dónde se encuentran los ecosistemas de alta montaña?
Las montañas son refugio para frágiles ecosistemas de alta importancia que actúan como «fábricas» de agua para la tierra, hábitats de rica diversidad biológica, lugares para la recreación, como glamping entre montañas, el turismo y áreas de un importante valor cultural. Las montañas proveen directamente alimento para un 10% de la humanidad, debido a que su variación altitudinal provee una gran diversidad de climas, proporcionando así un increíble potencial agrícola. Aproximadamente el 11% de la superficie de la tierra se localiza en zonas montañosas por encima de los 2,000 m. s. n. m., porcentaje importante ya que allí se encuentran los nacimientos de los principales recursos hídricos del mundo.
En la región de los Andes del Norte, podemos encontrar los ecosistemas de alta montaña los cuales se agrupan como «las culminaciones altitudinales del sistema cordillerano Andino tropical». Para el caso colombiano, en las culminaciones altitudinales de las montañas se encuentran los pisos bioclimáticos Glacial (nieves perpetuas, zonas nevadas o nivales), Páramo (con sus subdivisiones) y Bosque altoandino.
Para el caso de los páramos, se encuentran entre el límite superior de los bosques (más o menos 3,200 m. s. n. m.) y el límite inferior de las zonas nivales (aproximadamente 5,000 m. s. n. m.) son ecosistemas complejos y variados, endémicos de los Andes tropicales venezolanos, colombianos, ecuatorianos y peruanos. En nuestro país, los podemos encontrar en las tres cordilleras, así como también en la Sierra Nevada de Santa Marta, alcanzando su máxima representatividad en el departamento de Boyacá. Abajo del límite de los páramos encontramos a los bosques altoandinos, los cuales son una subdivisión del bosque andino que se encuentra en el sistema de cordilleras colombianas. Este ecosistema se encuentra ubicado entre los 2,500 y los 3,000 m. s. n. m., y lo podemos encontrar en las mismas localizaciones geográficas que los páramos. Por último, tenemos a las regiones nivales, las cuales se pueden encontrar por encima de los 5,000 m. s. n. m. en todos los sistemas montañosos del país, aunque debido al calentamiento global, este límite altitudinal ha venido desplazándose cada vez más hacia arriba.
Características típicas
Los ecosistemas de alta montaña son hábitats que se pueden distinguir fácilmente entre sí. Por ejemplo, las zonas nivales son áreas escarpadas, con un color blanco intenso que las caracteriza; se observa una mínima presencia de vegetación y fauna, debido a que se presentan temperaturas de menos 0 °C, y no hay mucha disponibilidad de oxígeno. Por otro lado, los páramos son áreas en donde podemos observar una cobertura continua de pastizales, abundantes arbustos, frailejonales y algunos árboles de pequeño porte; se puede apreciar una coloración de verdes y grises tenues que se confunden entre la niebla y por lo tanto son lugar de gran refugio y camuflaje para las especies animales que allí habitan. Estas zonas presentan temperaturas entre los 12 y 3 °C, aunque es muy frecuente que se alcancen temperaturas de menos de 0 °C cuando se presentan heladas. Ahora bien, el bosque altoandino presenta una cobertura continua de árboles de porte mediano, también con gran cantidad de arbustos y musgos acolchados que retienen la humedad.
Al igual que los páramos, presentan una vegetación de colores verdes no muy intensos, pero ya se puede observar más variedad de colores debido a las bromelias que crecen en las ramas de los árboles y a los líquenes que cubren sus cortezas. Estas zonas presentan temperaturas de entre 18 y 7 °C, aunque de manera similar con los páramos, pueden presentar temperaturas menores en las madrugadas de la época seca.
El bosque altoandino es, entre estos, el ecosistema con mayor número de especies tanto de animales, como de plantas y hongos, pero cabe resaltar que los páramos por ser zonas aisladas y de poca cobertura a nivel nacional, poseen mayor cantidad de especies únicas o endémicas.
Tipos de ambientes que se encuentran
Podemos encontrar gran variedad de ambientes en estas zonas, desde los increíbles nevados con sus abismos rocosos, hasta frondosos bosques llenos de vida. Abundan las lagunas de origen glacial en todos los páramos del país, e incluso algunos de los Lagos más altos del mundo, como es el caso de nuestro Lago de Tota, ubicado a 3,015 m. s. n. m. Se pueden apreciar también los grandes peñascos con sus laderas escarpadas y cumbres en punta, también típicas de origen glacial, como es el caso en nuestra región de los cerros hacia el sur del municipio de Aquitania, especialmente el cerro de Bacautó, más o menos a una hora de recorrido por carretera desde Aquitania. También es fácil encontrar amplias áreas paramunas con frailejones de más de 3 metros de alto y grandes valles de zonas arboladas, que albergan la mayor cantidad de biodiversidad de esta región.
Fauna y flora de la Laguna de Tota
A nivel biológico, los ecosistemas de alta montaña cuentan con una diversidad exclusiva en el mundo, ya que los organismos aquí presentes cuentan con adaptaciones únicas para sobrevivir a las condiciones adversas de altitud y bajas temperaturas. Para el caso concreto del Lago de Tota, contamos con que este cuerpo de agua está clasificado como AICA (Área Importante para la Conservación de las Aves) debido a que es un sitio estratégico para aves acuáticas tanto residentes como migratorias, y así mismo, presenta un entorno rodeado de juncales y pastizales propios de los humedales, en donde podemos encontrar, entre otras, a dos de las especies más amenazadas del país, clasificadas en la categoría peligro de extinción, la Tingua bogotana (Rallus semiplumbeus) y el Cucarachero de pantano (Cistothorus apolinari). A demás de tener una vegetación propia de humedal, se observan en sus orillas algunos relictos de vegetación de bosque alto-andino, debido a que la actividad agrícola, a lo largo de los años, ha ampliado su frontera, desplazando así a la vegetación nativa. Hacia los páramos de Las Alfombras, Los Curíes y Toquilla, entre otros, también podemos observar varias especies de frailejones, colchones de musgo, pajonales y la vegetación arbustiva típica de estos ecosistemas. A nivel de fauna diferente a las aves, podemos encontrar al hermoso Venado de cola blanca hacia las zonas más altas, aunque a veces suelen aventurarse a cercanías del Lago; observamos también zarigüeyas, curíes, otros mamíferos pequeños y con suerte se podría observar al Oso andino y al puma.
¿Qué importancia tienen estos ecosistemas? ¿Cómo podemos cuidarlos?
Los ecosistemas de alta montaña juegan un papel muy importante en nuestro país, ya que más del 60% de la población colombiana habita en las cordilleras, lo cual implica una gran demanda de recursos como el agua y también de terrenos disponibles para actividades agrícolas, ganaderas y mineras, entre otras. Ahora bien, nuestros páramos y bosques altoandinos son importantes centros de endemismo de flora y fauna, ya que poseen el 8% del total de endemismos de la flora colombiana manifestándose especialmente en la cordillera oriental. Ahora bien, estos ecosistemas son muy sensibles a cualquier variación en el ambiente ocasionada ya sea por factores naturales como cambios atmosféricos, o por factores humanos como la deforestación, quema y degradación del suelo, entre otros, provocando una aceleración en los procesos normales de erosión y lavado de nutrientes, desprendimiento de tierras, pérdida de diversidad biológica y degradación de cuencas hidrográficas. Por estas razones, estos ecosistemas son susceptibles a desaparecer en un periodo de tiempo relativamente muy corto, sumando que la cobertura de páramos colombianos es de aproximadamente el 1.3% de la extensión total continental del país.
Es importante resaltar que, de estos tres ecosistemas, los más afectados son los páramos, los cuales vienen sufriendo serios procesos de transformación, debido principalmente al uso del terreno, el cual es degradado generalmente por medio de quemas de la vegetación nativa para dar paso a actividades agrícolas y ganaderas inadecuadas, también es común la utilización de lagos y lagunas en programas de generación eléctrica y la sobreexplotación del recurso hídrico para consumo humano. Además de los anteriormente mencionados, también influyen negativamente los programas de reforestación inapropiados, como el caso de la introducción del retamo espinoso, y por último el turismo mal dirigido.
Algunas iniciativas de conservación de estos ecosistemas han sido implementadas en los últimos años, como por ejemplo la delimitación de los páramos y la clasificación de algunos de estos como zonas protegidas, pero, aun así, estas medidas no logran contener el daño ocasionado por disturbios tan fuertes como las quemas. Las mejores prácticas que podemos tomar como ciudadanos son, hacer un uso adecuado del recurso hídrico en nuestro día a día, procurar no consumir productos agrícolas cultivados en zonas como los páramos ni productos maderables provenientes de plantaciones en páramo y bosque altoandino, apoyar el ecoturismo y el turismo local responsable, como el glamping entre montañas y lo más importante, no contaminar con nuestros desechos, estas importantes zonas.
¿Qué actividades turísticas se pueden hacer?
Los ecosistemas de alta montaña proveen una amplia variedad de actividades recreativas debido a sus terrenos escarpados, valles, acantilados, lagos, páramos y glaciales, como avistamiento de aves y venados, caminatas ecológicas, trekking, parapente, camping, glamping entre montañas, entre las actividades más populares para los más aventureros. También podemos encontrar actividades más centradas en el trabajo humano, como el agroturismo, enoturismo, festividades y carnavales típicos de pueblo, recorridos navideños, recorridos gastronómicos y recorridos históricos gracias a la importancia del pasado indígena que tuvo lugar entre la mayoría de las montañas del país. Para el caso del Lago de Tota, aparte de las ya mencionadas, se cuenta con una gran variedad de actividades como son, paseos en lancha, paseos en motos acuáticas, pesca, cabalgatas, recorridos en bicicleta por el rededor del Lago o hacia las montañas, entre otros.
En Colombia es una tendencia que viene en auge desde hace cinco años, siendo el eje cafetero y el altiplano cundiboyacense las zonas con mayor número de lugares que ofrecen este tipo de alojamiento. La Quinta Glamping ofrece el servicio de glamping entre montañas, frente al Lago de Tota, un lugar único en el que queremos que te enamores más, que vivas la sensación de acampar o subir a una casa del árbol, dentro de un ambiente de sostenibilidad, comodidad, diseño y una vista espectacular. ¡Te invitamos a que nos visites en tu próxima escapada de la ciudad!